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Friday, January 30, 2009

Agencia Bolivariana de Noticias

Las Líneas de Chávez, #1

Lea la primera edición de la columna escrita por el Presidente venezolano.

Las líneas más fuertes que en mi vida de pelotero dí, fueron siempre hacia la banda derecha.

 

Ahora, sobre el terreno de juego de la política y la revolución, estas líneas que hoy comienzan, irán hacia todas las bandas con la misma fuerza.

Sólo que ahora van con la fuerza de las ideas, de la convicción, de la pasión patria.

Soy, en esencia, un soldado. Y como tal, fui forjado en la escuela del compromiso y la obediencia al legítimo poder que orienta el esfuerzo colectivo, en la búsqueda de los objetivos tácticos y los fines estratégicos.

Las circunstancias y las condiciones que fueron enmarcando mi vida, me convirtieron bien temprano en un soldado revolucionario. De allí que, desde entonces, fui asumiendo como legítimo y superior, el poder soberano del pueblo venezolano, al cual ahora estoy absolutamente subordinado. Y lo estaré por el resto de mis días.

 

Digo esto hoy, en medio de los acontecimientos que marcan el inicio de este 2009, cuando recrudece la batalla política que se desató en nuestra patria hace dos siglos: unos, los más de nosotros, queremos la Independencia Nacional; otros, los menos, quieren convertir de nuevo a Venezuela en una colonia, en un país subimperial, en una subrepública.

 

No hay más camino para lograr la Independencia venezolana que la Revolución Nacional.

No hay más camino para la grandeza Patria que éste, ya emprendido, del socialismo; nuestro socialismo bolivariano: ¡La Democracia Socialista!

El otro camino, por el que nos quieren llevar los colonialistas pitiyanquis, condenaría a nuestro país a la minusvalía, a la pequeñez y a la tumba histórica; es el camino del capitalismo y su expresión política: la “democracia burguesa”.

Nosotros, los Independentistas, andamos con un juramento; aquel que hizo nuestro líder, Simón Bolívar, en el Monte Sacro el 15 de Agosto de 1805. Nosotros, los Patriotas, tenemos un proyecto, portamos una bandera…

 

Ellos, los Colonialistas, no tienen juramento, no tienen proyecto, no tienen bandera. O mejor dicho, como lo hemos visto en diversas actividades de los pitiyanquis, su bandera al revés, volteada, de siete estrellas y no de ocho como fue el mandato de nuestro Bolívar en Angostura, lo dice todo: representan lo contrario a la patria, son la contrabandera, son la contravenezuela, son lo contrabolívar. Son la negación. Son la no-patria.

Y quiero expresar esto en mis líneas, sobre todo ahora, cuando estamos ya en plena campaña rumbo al referéndum del 15 de Febrero.

¡¡Febrero, otra vez Febrero!! Siento desde hace años, que mi vida está poderosamente ligada a este mes, de los candelorios sabaneros y las ventoleras del verano: ¡27 de Febrero, 4 de Febrero, 2 de Febrero!

 

Y ahora: 15 de Febrero

Veinte años después de “El Caracazo” que me engendró, diez y siete años después de la Rebelión Militar Bolivariana que me parió y diez años después de la toma de posesión que aquí me trajo, pongo de nuevo mi vida y todo mi futuro en manos del pueblo y su soberana decisión. Este soldado revolucionario hará lo que el pueblo mande.

Si la mayoría dijera No, entonces me iré en otro febrero, el de 2013.

En cambio, si la mayoría de ustedes, venezolanos y venezolanas, apoya la enmienda con el SI, entonces es posible que pueda yo continuar al frente del timón más allá del 2013.

Pero eso no es en verdad lo más importante. Aquí y ahora, lo esencial es que, de ganar el No, se impondría la colonia, la contra patria. Y al ganar el SI, se impondrá la Patria, la Independencia.

Por ello, les repito, hombres y mujeres, juventud venezolana:

¡Los que quieran patria, vengan conmigo!

¡Los que vengan conmigo, tendrán patria!

Tuesday, January 06, 2009

Mariadela Linares: Los nazis del milenio

Mariadela Linares: Los nazis del milenio
Domingo 4 de enero de 2009
Nunca he visto una película acerca del holocausto ruso en la Segunda Guerra Mundial.

Los veinte millones de ciudadanos rusos que murieron en ese espantoso conflicto, no han contado con algún acaudalado director de cine en Hollywood que lleve su tragedia a la pantalla y le saque jugoso partido.

Ni hablar de los aborígenes americanos que fueron literalmente borrados del mapa por los colonizadores europeos. Ya eso lo he mencionado antes.

Pero a setenta años de la masacre hitleriana contra los judíos, todavía padecemos la cuenta que los sionistas nos pasan por ese horror. Llevamos siete décadas cargando con esa culpa. No le restamos espanto al sufrimiento hebreo, pero exigimos igual afán de justicia contra lo que ellos mismos le están haciendo, desde hace 50 años, a la nación palestina.

No tiene nombre lo que está sucediendo en Gaza. La pueril excusa de que es un acto de defensa contra lo que ellos denominan grupos "terroristas", es equivalente a justificar que uno le lance una bomba a quien le tira un triquitraque. Los judíos están literalmente exterminando a los palestinos, con métodos tan crueles como los que ellos mismos recibieron, y el mundo permanece enmudecido ante esa miserable "limpieza étnica".

La ONU no es más que una asociación de cobardes, comprados con el dinero que los judíos han sabido multiplicar donde quiera que se instalan.

La Unión Europea es un parapeto hipócrita que se rinde temeroso ante los mandatos gringo-sionistas. La Iglesia Católica, como siempre, mira para otro lado cuando no le conviene emitir opinión. Y la mayoría de los gobiernos del mundo, con honrosas excepciones, vergonzosamente agacha la cabeza y no dice nada.

Llegó la hora de los pueblos, de las solidaridades, del cierre de filas frente a este monstruo que está también instalándose en nuestra propia frontera, con sus siniestras organizaciones de inteligencia de la mano de los colombianos, dispuestas a darnos un zarpazo a la primera señal del imperio. Golpéemoslos donde más les duele: en el bolsillo. No hay que matar a nadie, sólo hay que dejar de comprarles. Si los ciudadanos del mundo inician un silencioso boicot a lo negocios judíos, la historia comenzará a cambiar. Hagámoslo.